Su nombre actual se deriva de la época de lluvia en que los comerciantes que viajaban entre León y Matagalpa no podían cruzar el río Sinecapa con sus carretas, por lo que se veían obligados a acampar en el lugar.
Los viajeros amarraban sus caballos en los numerosos árboles de jícaro y las carretas quedaban estacionadas bajo la frondosidad de estos árboles. La costumbre de los peregrinos de denominar a ese lugar con el nombre de El Jicaral se conservó con el tiempo, hasta convertirse en el nombre oficial del pueblo. La calma y la tranquilidad son las características del pueblo y su gente se podría definir como personas humildes, valientes y trabajadores.
Recursos arqueológicos
Este territorio se encuentra geográficamente en el área de influencia de la cultura matagalpa, que habitaban los departamentos vecinos de Estelí y Matagalpa. Existen dos lugares en donde se han encontrado vestigios arqueológicos, el sitio La Pintada, ubicado en el río Sinecapa, en el casco urbano de El Jicaral, en este lugar se encuentran dibujos prehispánicos grabados en una piedra. Los motivos principales representados son una serpiente, una mujer y otros aún no identificados.
El otro lugar es en la comunidad Las Guayabas, donde se han encontrado vestigios dejados por los grupos autóctonos que se asentaron en la antigüedad en ese territorio, estos evidencian un gran recurso cultural.
Expresiones artísticas entre música y bailes tradicionales
En el municipio hay una marcada influencia de la música norteña, en la que sobresale el acordeón y la guitara de diferentes cantautores como el popular Chevito.
El colegio Arnoldo Toruño es un espacio para el aprendizaje y la promoción musical. Los estudiantes de este centro educativo que forman parte de la banda musical, aprenden a ejecutar diferentes instrumentos.
Colegio Darvin Tórrez Valdiviva, ubicado en la comunidad Los Zarzales, es de primaria y secundaria, en este centro los jóvenes participan en bailes de folclore y música moderna, de El Viejo y La Vieja, además de cantos y música campesina.
El Jicaral y sus leyendas
En este pueblo se ha conservado la tradición de contar historias y aún existen personas que son contadores de cuentos, leyendas e historias locales, entre las que se destacan:
Leyenda del Cerro Chaperno: según los antiguos pobladores en el interior de cerro hay un lagarto de agua que tira chorros de agua por diferentes orificios y que es la causa de las fuentes en el cerro Mejía, en San Juan de Dios, en El Gorrión y en El Tagüe, y que además este cerro conduce agua hacia el municipio de El Sauce.
Cerro La Cruz: dicen los antepasados que dicho cerro iba creciendo y que para que no siguiera aumentando su tamaño un sacerdote colocó una cruz en la cúspide y así dejó de crecer.
Cueva La Mocuana: en la comarca Caña La Montaña existe la cueva Los Arcos, se dice que ahí vive y que por la mañana está en la puerta de la cueva una muchacha muy linda de pelo largo y al atardecer se observa una viejecita.
Oficios o prácticas tradicionales
En la comarca El Bordo, a 5 kilómetros al este de El Jicaral, unas 80 familias se dedican a sacar broza de la veta de oro de la mina existente. El oro es extraído gracias a una concesión otorgada a la cooperativa local, ellos lo procesan de manera artesanal en molinetes de piedra y venden el producto a intermediarios que llegan de todo el país.
Personaje local que ha aportado a la historia y cultura
Genaro Masís Salinas: conocido por todos únicamente como “piquete”, es un personaje popular de complexión delgada y de caminar sereno. Siempre cubierto por su inseparable quepis.
Fue boxeador de peso ligero, realizó 35 peleas de las cuales solo le quedó una seña en la nariz, por un derechazo que se la quebró y lo noqueó. En su juventud también fue un gran bailador destacado de break dance en las fiestas locales. Se ha desempeñado en múltiples oficios, tales como operario de campo, ayudante de albañil y carpintería.
Ahora es lustrador de zapatos en el Parque Municipal.
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