La rica producción láctea y cárnica es el elemento condicionante de la gastronomía juigalpina. Una gran variedad de quesos es elaborada artesanalmente: fresco, ahumado y semi ahumado, amarillo, con chile y de crema, son algunos de los sabores más conocidos. Las cuajadas, frescas y secas, son una referencia nacional. A ellos se suma el tradicional quesillo.
Los asados de res son ampliamente populares y pueden ser degustados en las tradicionales fritangas dispersas por toda la ciudad. Las tripas hinchidas y morongas siguen ofreciéndose junto a enchiladas y tacos de res.
La sopa de mondongo, con piquete, es un plato tradicional ofertado generalmente los fines de semana, tiempo en el que las familias también acostumbran a comer nacatamales.
La sopa de huevos de toros es un singular plato típico de esta región. Cada año, en Juigalpa se elabora la más grande de Nicaragua. Miles de personas disfrutan en la feria que se celebra en el mes de octubre para festejar la cultura chontaleña. Los huevos de toros también son consumidos asados o en ceviche.
En la comunidad pesquera de Puerto Díaz, junto al lago Cocibolca, son famosos los guapotes fritos, acompañados de arroz, tajadas de plátano verde y ensalada frita de tomate y cebolla.
Los caramelos de leche, pasteles de “los piyinas”, buñuelos, requesón, arroz con leche, atol con piñuela y las cajetas de coco endulzan el paladar de los juigalpinos. En la temporada de verano se encuentran vendedoras de turrones o pelotas bañadas con dulce de caña.
Entre las bebidas tradicionales están el tibio elaborado con pinol blanco o pinolillo, chicha, semilla de jícaro y el pozol. La chicha bruja es una bebida embriagante muy popular en el campo.
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